En esta primera entrada quiero mencionar a mi hija Emi, que ha sido la que me ha dado la fuerza necesaria para emprender esta aventura del Correr Fácil. Sin su apoyo, su ayuda, su guía y, en muchas ocasiones, su paciencia, este proyecto no habría sido posible. Ella ha sido mi consultora y a la vez una alumna de ensayo para experimentar las teorías y prácticas antes de ponerlas en marcha.
También quiero expresar mi agradecimiento a todos los alumnos que han asistido a los diferentes cursos y que han confiado en esta forma de correr. Ellos me han ilusionado y me han motivado para seguir investigando en este campo tan apasionante, me han enseñado y me han hecho indagar en nuevas líneas de estudio para ir enriqueciendo este proyecto.
Por último, deseo tener un recuerdo para todos los amigos que me han apoyado a lo largo de estos años, que me han acompañado y con los que he compartido entrenamientos, carreras, asfalto, montaña y, siempre, buenos momentos. Gracias a todos por permitirme correr con vosotros.
El Correr Fácil surge de una idea, de una situación, tal vez de un reto de hacer realidad algo que en principio parecía una utopía.
Recuerdo que, hace unos años, comentaba con un gran amigo si sería posible encontrar una forma práctica y real que evitara o paliara en parte el índice de lesiones que padecemos los corredores aficionados, y cambiar asimismo esa imagen de sufrimiento que a menudo delatan nuestros rostros.
Después de más de 42 años practicando deporte, de los que he dedicado los últimos 26 al atletismo de fondo a nivel popular, entendía que era el momento de intentar aportar alguna solución. Con esta idea comencé a pensar en cuál sería una forma óptima de correr.
Entendemos que el correr es una actividad que ayuda a tener una vida sana y que nos hace sentir bien tanto física como psicológicamente. Este perece ser el motivo principal por el que en una estadística de 2014 se destaca que entre un 20% y un 60% de la población practica algún tipo de deporte, siendo la carrera a pie una de las actividades más populares por ser natural y accesible a todo el mundo. Fue a partir de los años 1970 cuando hubo un incremento importante de la práctica de la carrera a pie, observándose que comenzaba a ser un deporte competitivo en lo personal y en lo social.
Actualmente, los corredores participan en pruebas que requieren preparaciones de un nivel de alta exigencia. Teniendo en cuenta que hoy en día los corredores dan millones de pasos al año y dado que en cada paso o zancada intervienen fuerzas de reacción de hasta dos veces y media el peso corporal, es muy posible que el corredor esté expuesto a lesiones importantes, sobre todo en las extremidades inferiores. El porcentaje, según los últimos datos estadísticos, puede llegar hasta a un 80% de corredores que al menos se lesionarán una vez al año, siendo la cadera, la rodilla y pie los más afectados.
Según algunos estudios relevantes, la mayoría de lesiones por correr se producen por un uso excesivo de las estructuras implicadas en esta actividad, causando microtraumatismos que se acumulan de forma crónica en huesos, músculos y tendones. Por tal motivo, y por un mecanismo de fatiga mantenida en el tiempo causada por fuerzas repetitivas, al final nos lesionamos por sobreúso del sistema locomotor.
Con todos estos antecedentes comencé a construir los cimientos del Correr Fácil, siendo consciente de que sería una labor larga y llena de problemas que irían surgiendo a medida que el proyecto avanzase.
El primer paso fue indagar en bibliografía específica, además de investigar y analizar los más importantes y diferentes métodos que hacían referencia a lo que hoy se conoce como diferentes técnicas de carrera. Con esta información, por mi experiencia y por la observación que en paralelo llevé en varios grupos de corredores, llegué a la conclusión que se podía mejorar claramente la forma de correr. Al mismo tiempo y después de razonarlo largamente, hice de mis salidas a correr auténticas pruebas y test de campo para obtener la máxima información.
A partir de ahí comencé a desarrollar un sistema o método alternativo para poder correr de una manera eficiente y absolutamente práctica en su ejecución. A esa idea en principio le llamamos Correr Fácil.
El resultado de todos esos trabajos quedaron registrados y estructurados en un Manual de Procedimiento en el que se establecieron los criterios y desarrollo general del método.
El estilo Correr Fácil básicamente consiste en entender y sentir el correr de una forma que se aleja bastante del modo habitual con el que afrontamos diariamente este deporte. Se basa en la compresión razonada bajo el punto de vista anatómico y biomecánico del hecho de correr, en el que cuerpo y mente se integran en igualdad de importancia y se mantienen en una perfecta sincronización. Para ello se requiere un proceso de formación y práctica, al término del cual se consigue correr de una manera muy equilibrada y con un notable grado de eficiencia.
Todo ello te traduce en una reducción muy significativa del potencial de riesgo de lesión y, lo más importante y el verdadero motor de lo que hacemos, disfrutar del auténtico arte de correr.
Ésta es la esencia del Correr Fácil.
REFERENCIAS
Durante un periodo de dos años se ha efectuado seguimiento sobre un total de 98 personas que se han formado en el estilo de Correr Fácil.
Los resultados están soportados por 84 filmaciones individualizadas de los corredores, dejando evidencia de su estado o forma de correr antes del periodo de formación.
El tiempo de análisis y evaluación fue de 460 horas, correspondiente a 132 horas de prácticas y clases teóricas.
Como conclusión podemos afirmar que los resultados fueron satisfactorios. Se efectuaron pruebas en las que quedó constancia de cambios relevantes en los corredores que ha supuesto una mejora de su estilo personal y una mayor eficiencia de carrera.